domingo, 18 de diciembre de 2016

ESENCIAS Y MIRADAS (Final Feliz)

Me besó y sus labios no admitieron más excusas...

Sus besos no eran comunes, eran exigentes, húmedos, profundos, con la lengua enredándose en la mía incitando a buscarle con las caderas. A bailar sin música.

Su camisa desapareció en un instante, mi sujetador simplemente se precipitó a mis pies y sus manos, dejaron caer el tanga como si lo sintiese deslizarse por entre mis muslos a cámara lenta.

Era como volar entre sus manos, como movía mi cuerpo sin voluntad, dejándome llevar, una coreografía de placer.

Su cuerpo no me atrapaba, me habitaba. Como sentía su pecho contra mi espalda, sus besos en mi nuca, sus manos en mi vientre y su polla pegada a mi culo.

Un suave movimiento de mis caderas y ya estaba lista, lo necesitaba y él lo sabía.

Una fuerte embestida y un gemido desbordó mi boca. Sus manos aferradas fuerte a mi cintura no me daban escapatoria, solo un movimiento cada vez más frenético, duro, seco, rebotando...

De mi boca solo salían gemidos, cada vez más intensos, mis piernas temblaban y las contracciones en mi coño precipitaron un lento y eterno último gemido que casi acaba con mi cuerpo en el suelo por los temblores de mis piernas.

Caí a sus pies, me giré, succioné, lamí, besé y disfrute cada gemido que arrancaba de su boca hasta que se corrió sobre mí...

Caímos sobre la cama y abrazó, me besó sin ápice de asco...

- Sabes deliciosa...
- Es tu sabor.
- Perfecto...

¿Que si me quedé? Nadie me hubiese arrancado de sus brazos, ni la realidad...

 


Fotografía de Gareth Lewis

viernes, 4 de noviembre de 2016

LAGRIMAS

¿Cuánta maldad puede tener un corazón que se alimenta de lágrimas...?
De lágrimas provocadas por actos incomprensibles, como incomprensible es el amor capaz de querer a quien te hace llorar.

E igual es que las mujeres somos tontas, o lo que es peor, nos hacen creer que lo somos... Pero aunque tenemos claro que nadie cambia, siempre existe la esperanza de que al menos mejoren o quieran mejorar. Y eso es lo que mantiene esta locura que es amar con corazón pero sin razón, entregando el alma aún sabiendo que no la merecen, y dando lo mejor de nosotras pidiendo tan poco a cambio...

Y no sé cómo se lucha contra eso, ni siquiera si tiene remedio, pero ojalá que las lágrimas jamás vuelvan a ser el alimento de un ego.


martes, 25 de octubre de 2016

LLUVIA

No siempre lo frágil es débil, porque a veces la fragilidad simplemente es apariencia.

Allí estábamos las dos, aburridas en aquella tarde de invierno, sin nada que hacer y con pocas ganas de improvisar. Yo a un lado del cristal observándola, y ella desde fuera sonriéndome.
Nunca hubiese imaginado que un día de lluvia, triste y gris, me sorprendería. Pero a veces la vida lo hace precisamente cuando nos hemos dejado llevar por la incredulidad.
Me miraba tímida, como esperando mi reacción. Y quizá se cansó de esperar, o puede que quisiera hacerme reaccionar, pero el caso es que empezó a deslizarse lentamente por el cristal que nos separaba.
Y entonces, pude admirar su belleza porque empezaba a salir el sol y su reflejo casi me deslumbraba. Brillaba tanto... que parecía un pequeño astro solar recorriendo mi ventana, cual sol surcando su particular galaxia.
Y la vi tan bella, que creí hasta verla bailar. Su contorno iba cambiando a medida que marcaba sus pasos de baile.... Un, dos, tres... Un, dos, tres...
Hasta que de pronto, un portazo la debió asustar porque corrió sin freno hasta desaparecer en el alféizar de mi ventana.
- ¡Hola! Ya estoy en casa.
- Sube, que estoy con una amiga...


lunes, 24 de octubre de 2016

IMPOSIBLE DE OLVIDAR

No lo llames pasado, si aún te giras para verlo...
No lo llames historia, si nadie se atrevió a escribirle un final...

¿Recuerdas cuando nos daban las tantas hablando de todo y de nada?
Porque eso era lo que mejor se nos daba... Buscar excusas para hablarnos. Para tocarnos con palabras y besarnos con puntos y comas.
Juntos escribimos aquel cuento de hadas, en el que ni había príncipe ni princesa, y ya que lo pienso, tampoco hadas. Pero era maravilloso tener algo contigo, aunque no encajase nada.
Y ahora, después de tanto tiempo sin saber definirte, me empeño en ponerte nombre y para ello pienso en pasado. Y solo me engaño a mí misma queriendo catalogarte en este almacén de sentimientos que tengo por corazón, donde todo anda desordenado y sin posible ubicación.
Y lo mejor va a ser no pensar... Como digo yo, dejar que todo fluya, porque eres imposible de catalogar, de definir y mucho me temo que también de olvidar.


domingo, 23 de octubre de 2016

BUENAS NOCHES PRINCESA

¿Que por qué tirito?
Ni siquiera un duro invierno me haría tiritar como lo hace tu ausencia.

Por eso ven...
Que ya son muchas noches tiritando y necesito que tus ojos me abriguen el alma.

Que echo de menos contarte los lunares hasta perder la cuenta y tener que empezar de nuevo para volver a perderme.

Que quiero escribir nuestra historia en tu piel con besos de tinta indeleble.

Que quiero hacer realidad lo soñado, e incluso lo que nunca nos hemos atrevido a soñar.

Por todo eso y porque ya es de noche, ven...
Y vuelve a susurrarme al oído "buenas noches princesa"


sábado, 22 de octubre de 2016

DE MIEDOS Y OLVIDOS

Quería protegerme del frío del exterior y no me daba cuenta, que el frío que amenazaba con congelar mi corazón provenía de dentro. Y cuando eres tu propio enemigo hay mucha batalla que librar, pero sobre todo mucho miedo que vencer.

No sé de olvidos que no hayan sido duros, por eso su recuerdo contenido hacía que la resignación se llevase con un poco de dignidad.

Solo recuerdo su negro pelo enredado en mis dedos, su paz y su calor. Y eso ha sido sufienciente para mantenerme cuerda todo este tiempo sin él.
Quizá el tiempo quiera burlarse de mi, o quizá sea cosa del destino que anda preparando alguna de las suyas, pero  de pronto y sin más, recuerdo su risa, y la mía brota de mis labios como si de repente la primavera hubiese llegado, y las flores abriesen sus pétalos con ganas de recibir mil caricias del sol. La ilusión por volver a ver su sonrisa de niño pícaro, me hace vibrar por dentro, y no sé si es una corazonada o una simple fantasía de niña enamorada, pero sé que él también recuerda la mía.
Y es entonces cuando vuelve la sombra del miedo. De ese miedo que amenza con volver a llevarse ese recuerdo, como lo ha hecho con tantos y tantos que mi mente, mi piel y mi cuerpo han ido almacenando durante años.
Y vuelvo a refugiarme en su negro pelo, donde encuentro la paz para olvidarle lentamente, y donde su calor me protege del miedo de que él me haya olvidado ya... mucho antes.


sábado, 3 de septiembre de 2016

ESENCIAS Y MIRADAS...

Abrir los ojos...

Sentir la luz que entra por la ventana, el ruido del mar de fondo y una brisa suave ondulando una cortina que se mueve plácida.

Cansada por las pocas horas de sueño, ese olor en la almohada. La tenía dentro de mi cabeza y me transportaba, al movimiento de sus caderas empujando con fuerza, mientras mi cara se hundía en su cuello viajando al ritmo con el que me envestía.

Me levanté, desnuda, buscando por el suelo la ropa interior desperdigada.

Me asomé al pasillo como quién quiere escaparse a hurtadillas en plena noche de casa de sus padres sin que nadie se entere. No estaba, ni un sonido...

Caminé por el pasillo, entré en el salón despacio, con prudencia, vi una radio y la encendí. Sonaba aquella canción que ese verano se escuchaba a todas horas.  

"Hay un lugar donde voy, donde nadie me conoce.
No es soledad, es una cosa necesaria..."

Caminé por la casa, fijándome en cada detalle, en cada cuadro, en cada mueble, todo en orden, colocado como si cada cosa tuviese su sitio y su razón de estar.

Me fijé en un sombrero de ala ancha que reposaba sobre un perchero en la pared. No cuadraba con el resto, parecía puesto para destacar. Me acerque y lo cogí, lo miré y no pude resistirme a ponérmelo.

- Te sienta mejor que a mí...

Me dio un vuelco al corazón, me lo quité de golpe y me lo puse en el pecho de forma instintiva, como una coraza de terciopelo que pudiese defenderme.

Estaba parado en el pasillo, apoyado en el marco de la puerta mirándome, con aquella mirada, joder esa mirada... me había emborrachado literalmente con ella y volvía a sentir sus efectos, ese efecto que hace que no sepas ni dónde estás, ni los errores ya cometidos.

- Buenos días, perdona, lo he visto y...

- Un recuerdo de un viaje, lo vi y lo tuve que comprar.

- Debería irme a casa.

- Aún es pronto... dijo mientras se acercaba a mí, mirando directamente a los ojos.

- Tengo que cambiarme y quedamos si quieres más tarde.

- Quédate.

- No tengo otra cosa que ponerme.

- Así estás perfecta.

Me besó y sus labios no admitieron más excusas... 
 
  


Fotografía de Gareth Lewis.