miércoles, 15 de junio de 2016

MI OTRO EXTREMO DEL HILO ROJO.

Cuenta la leyenda que nacemos con un hilo rojo atado al dedo. 

Al otro lado de ese hilo rojo la persona que está destinada a ser parte de nuestra vida. No importa lo lejos que se encuentre ni lo que tardes en encontrarla, ese hilo se estira, se enreda pero nunca se rompe.

Eso fue lo que sentí al verla, al mirarla por un breve instante. No se me olvidaría aquella mirada clara, aquellos labios que desee a primera vista, aquel aire a normalidad y descaro.

Ese instante en que nuestros ojos se encontraron, aquella sonrisa correspondida y ver como se alejaba.

Y lo sentí, como un suave tirón en el dedo, como si algo tirase de mí en su dirección... síguela, que no se vaya, no la pierdas.

Fue apenas un efímero instante que me pareció eterno.
 

Quiero creer en esa leyenda, quiero volver a posarme en esos ojos y que sea otra vez su sonrisa. No importa lo que tardemos, no importarán las circunstancias...

Ella es mi otro extremo del hilo rojo.