sábado, 25 de marzo de 2017

DE PROFESION: PERDIDA EN TUS OJOS

A mí no me importa ningún misterio que no sea el que encierran sus ojos.

Porque, qué más da lo que ocurra fuera, si yo ando perdida en ellos...
Qué más da en qué guerra nos encontremos, si no hay más batalla que librar, que desear no salir jamás de ese encierro...

Y para muchos esa mirada, puede ser una condena, un muerte incluso lenta. Pero para mí, es una gran suerte. Suerte de sentirme tan viva reflejada en ella. En su pasión y lujuria, pero también en su deseo y ternura, o su admiración y comprensión.

Y si enredarme en sus ojos me hace perder el norte, la brújula y la cabeza hasta enloquecer... estoy deseando cruzarme con ellos, porque sé que será un verdadero, auténtico e inolvidable placer.





SENTIMIENTOS ENREDADOS

Suelo ser de palabras claras, pero de sentimientos enredados...

Cuando a un corazón se le acaban los latidos, muere. Pero cuando se le acaban las palabras, entra en letargo. Y quizá dé más miedo lo segundo porque muerto, ni sientes ni padeces. Pero en silencio... en silencio mueres lentamente.

Yo no creo en el destino, ni en el karma, ni tampoco en la suerte en si. Pero sí creo que la gente de buen corazón no merece que le devuelvan penas ni miserias. Merece una vida acorde a la que ofrece, y algo tan aparentemente sencillo, cuesta.

Digamos que poner todo de nuestra parte por ser felices ya es tener media felicidad conseguida. y tropezar con la otra mitad es cuestión de saber esperar, de tener paciencia y confiar que no todo está hecho, ni escrito ni mucho menos perdido.