Un callejón, una sombra, un cigarrillo y una bocanada de humo iluminándose intermitente en la oscuridad de la noche.
Mil pecados entre sombras, un incierto destino a punto de esclarecerse. Otra sombra se acerca, el ruido de unos tacones acercándose.
Un cálido "Hola" y un abrazo fuerte. Contempla su cara apenas iluminada por el callejón.
Una lágrima rodó por sus mejillas, una sola y no hizo falta decir nada más. Besó sus labios, con fuerza, reteniendo el momento, grabándolo a fuego en ellos.
Aquel callejón donde sus sombras se unían en deseo, sería el último adiós...
Nunca volvió a sentirse completo, lo supo en el momento que escuchó aquel sonido de sus tacones alejándose.
No volvió a verla pero siempre supo que esa sensación de pérdida era su propia sombra.
Quizás seguía en aquel callejón oscuro, bailando y luchando con la luz del día para mantenerse junto a la sombra de ella. Amantes aún cada noche, en aquella oscuridad.