Una góndola atraca en un pequeño muelle al lado del puente que da a un gran palacio.
Un hombre se baja de la góndola y se dirige al palacio cruzando el puente. Entra y se desprende de su abrigo.
Mira la sala abarrotada de gente conversando. Busca su máscara entre los asistentes. La encuentra al final del enorme salón y camina hacia ella sin detenerse, con paso firme, sin detenerse a saludar a quienes salen a su paso.
Se acerca a ella, hace una ceremoniosa reverencia y le ofrece su brazo cuando suena la música.
Todos observan a la pareja de enmascarados bailar. Se unen poco a poco hasta llenar la sala mientras que el caballero acerca su cara a la de ella y le susurra unas palabras al oído, vuelve a ofrecerle el brazo y desaparecen por una de las puertas del fondo.
Caminan por un largo pasillo solitario, en silencio. Abre una puerta y la invita a entrar. Cierra la puerta y su máscara desaparece, levanta la de ella y sus labios se encuentran.
Un beso largo, húmedo, caliente. Sus manos empiezan a abrirse paso entre la ropa. Desprende su vestido que se precipita a sus pies, desata los nudos que sujetan su corpiño y sus manos ya avanzan hacia sus pechos.
La gira, la contempla apenas vestida con unas medias a medio muslo. Se desnuda ante sus ojos, la lleva a un diván que decora la habitación y la tiende sobre el.
- Llevo tiempo esperando este momento.
- Eras inevitable.
Sus besos vuelven a apoderarse de su boca, sus piernas se enredan sobre su cintura y de una fuerte embestida, la posee con toda su ansia...
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