lunes, 21 de agosto de 2017

EL JUICIO FINAL

¿Cuando algo funciona, por qué dejarlo? ¿Por qué renunciar a lo que realmente nos llena?...

Somos seres demasiado perfectos. Sí... porque en nuestra imperfección buscamos siempre serlo, aunque ello no nos hace conseguirlo, pero sí sufrir sus consecuencias.

Podemos morirnos de ganas pero quedarnos con ellas. Querer a rabiar pero mordernos la lengua y morir de la misma rabia. Soñar con posibles y solo dejarlos en sueños imposibles. Creemos que cortar lazos deshace nudos. Y que para olvidar se corta de raíz, sin tener en cuenta lo que queda del árbol. En conclusión, que somos unos perfectos y a la vez imperfectos idiotas.

No somos dueños de nada, y a veces ni siquiera de nuestras propias decisiones. Nos movemos por creencias, por apariencias y muchas veces por el simple movimiento de los demás... sin pensar que lo que nos llena no siempre viene con un razonamiento debajo del brazo, ni mucho menos con el beneplácito de la sociedad. Y aún así decidimos dejar de ser quien somos por el simple hecho de ser justos, cuando la justicia nunca dijo que renunciar a uno mismo fuese su sentencia y su condena. Creemos que podemos renunciar a lo que nos llena y simplemente rellenar el vacío con cualquier humo de atractiva apariencia. O simplemente darle al Off de los sentimientos pensando que por dejar de escucharlos, dejan de estar.

Señores si esto no es el fin del mundo, poco falta... Porque sentarnos a esperar el aplauso del público, cuando no paramos de errar, debe ser lo más parecido a sentarse a esperar la sentencia del Juicio Final.




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