domingo, 8 de noviembre de 2015

AMANECER

Abrió los ojos perezosamente, la luz apenas entraba por las rendijas de la persiana mal cerrada.

Tocó la cama, vacía, miró la hora, tarde... se había ido ya.

Su cuerpo se quejó al moverse, ese dolor que te recuerda una noche de sexo de lo más intensa.

Recordó cada movimiento, cada caricia, cada beso y cada avance. Cómo la desnudo con sumo deleite en los ojos, como la recorrió lento y cuidadoso, tocando cada zona de su cuerpo que sabía pondría su deseo al límite.

Sin pensar nada más que en el placer que había sentido, sus manos tomaron protagonismo rememorando como las de él la recorrían. Sujetando fuerte sus pechos, juntándolos y elevándolos para llevarse los pezones a la boca. Jugando con ellos, rozándolos con los pulgares... 

Sus manos ya habían llegado al centro de su placer, su clítoris era el centro de sus caricias, movimientos lentos y circulares, estaba húmeda y no recordaba si era aún de la noche anterior o por las nuevas caricias que se estaba dedicando.

Suspiros, jadeos, gemidos... el momento se acercaba, temblaba, aceleró el movimiento, sus gemidos creciendo en velocidad y volumen.

En unas últimas caricias su cuerpo se rindió, cerró con fuerza las piernas, atrapando sus dedos que seguían martirizándose, alargando el orgasmo arqueando su cuerpo... 

Unos últimos espasmos y por fin la calma... 

Vio su móvil sobre la mesita, lo cogió, activo la cámara y la foto retrató su cuerpo totalmente desnudo.

Escribió el mensaje, "Te esperaré todo el día así, no tardes", adjuntó la foto y le dio a enviar.

El doble check no tardó en ponerse azul. Sonrió imaginado su cara, un instante y leyó escribiendo...

"Veo que aun estás en la cama, espero que cuando llegue estés en la misma posición. 
No tardaré y te daré el desayuno que mereces"...




Fotografía de @aaN_Giiie


No hay comentarios:

Publicar un comentario