Hacía tiempo que planeaba aquel encuentro.
Demasiado tiempo aplazando aquel abrazo que nos debíamos...
Llegué cansada del viaje y solo me apetecía un baño caliente. Pero entonces el teléfono empezó a vibrar.
Estaba claro que sus ganas no iban a dejarme mucho tiempo de descanso, pero ¡qué narices! No me había cruzado media España para meterme en una bañera.
Una ducha rápida, y me enfundé un vestido gris marengo por encima de la rodilla, que enseñaba piernas pero no provocaba, mis adorados stilettos animal print y un toque de maquillaje que me quitase el cansancio de la cara. No quería defraudar, aunque ya sabía que lo que él esperaba encontrar no era una imagen a la que abrazar, sino una sonrisa que compartir, una voz que acariciar y mil miradas con las que bailar.
Había sido tanto tiempo de risas y confidencias que ya ni siquiera podía recordar cómo empezó todo. Pero aquellos mensajes de buenos días empezaron a ser mensajes portadores de tantas emociones que definir nuestra relación virtual era ya casi imposible. Faltaba hacerla real para ser completa.
Salí del hotel y me acerqué a la cafetería. Estaba hecha un manojo de nervios, porque no sabía si le reconocería. Pero al acercarme a la puerta le vi a través del cristal. Sus ojos y los míos se sonrieron y supe que ya jamás habría un final.
Dedicado a mí adorado Jsmastropi
No hay comentarios:
Publicar un comentario