domingo, 1 de noviembre de 2015

SILENCIOS


Silencios forzados
Silencios ahogados
Silencios que salvan vidas
Y silencios que tienen la última palabra...





Nunca entendí los silencios... Hasta que me tocó callar a mí.
Y nunca me han gustado porque tengo un alma intranquila, que no le gusta dejar un silencio por respuesta y mucho menos aceptarlo como tal. Pero a veces los silencios gritan lo que el cuerpo debe callar y se debe guardar silencio para no dañar. Y aunque sabes que matas con tu ausencia y que un poco de tí también muere con ella, confías que el tiempo todo lo pondrá en su lugar y que será benévolo con tu recuerdo.

Aun así, los silencios dejan dudas, y no siempre para quien los recibe, sino también para el que los da. Porque el silencio es egoista y cuando callas no siempre otorgas, sino que a veces robas emociones, sentimientos y lágrimas que no te pertenecen. Y eso tampoco es satisfactorio, y la necesidad de actuar así es cruel y también duele.

Silencios... Cuánto daño hacéis y qué poco os comprendemos. 


2 comentarios:

  1. Tal como la describes, es la realidad. Y más no digo, mi silencio hablará...

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    1. La realidad a veces es dura, pero de nosotros depende hacer buen o mal uso de los silencios...

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